CATEGORIA: Hogar y Familia | FECHA: 24-09-2022
AURA VIZCAYA
IG @autismodiaadiaatl
Cuando llega el diagnóstico de AUTISMO a nuestro hogar, nos sentimos tan vulnerables y nos preguntamos a diario cómo podemos ayudar a nuestro pequeño para que tenga una mejor calidad de vida. Son tantos cambios que debemos de hacer que no sabemos por dónde comenzar.
Como madre de un niño con autismo, quiero primero que todo dejarte saber que no estás solo en el estado de Georgia y que puedo guiarte sobre cómo comenzar a realizar estos cambios, que por muy pequeños que sean son mejorías que veremos en la vida de nuestros hijos (as) de manera notable.
Comencemos por brindarles un ambiente confortable dentro de nuestro hogar: revisemos cómo está la temperatura en casa ya que ésta debe de ser agradable y fresca en todo momento; si notas que tu hijo(a) presenta dificultad al dormir puede deberse a el cambio de temperatura corporal ya que este desciende en el descanso y al presentar mucho calor puede inhibirle la capacidad de conciliar el sueño. Debemos recordar que los niños con autismo pueden presentar ciertas preferencias sensoriales y acá te doy algunos ejemplos a la hora de que modificar en este momento: manta pesada, textura suave de la manta, pijamas más ajustadas y/o cómodas, recuerda que esto puede variar según la necesidad sensorial de tu hijo (a), sin embargo ¡VALE LA PENA INTENTARLO y así sabrás si esto le beneficia!
No te olvides de limitar los ruidos excesivos dentro del hogar. Un espacio relajante, sin ruidos estrudentes o agobiantes, brindará a tu niño tranquilidad durante su día.
Otro dato importante en casa es el color de nuestras paredes. ¿Sabias que hay colores que son sobreestimulantes y en muchos casos puedes relacionarse con su hiperactividad, estado de ánimo, procesamiento de información y hasta la agresividad? Evita los siguientes colores en tu hogar y mucho más en el cuarto de tu hijo (a) amarillos, naranjas, rojos y blancos.Te preguntarás, qué colores son los más recomendados en un hogar neurodivergente; escoge siempre los colores: azules, verdes, morados, marrones y negros ya que estos suelen ser relajantes.
Invitamos a todas las personas que rodean a nuestros niños (maestros, cuidadores y otros miembros de la familia) a crear consciencia sobre los colores y condiciones externas que benefician al espectro.