CATEGORIA: Personas de la industria | FECHA: 22-03-2022
Por Migdalia Carter
Soy Migdalia Carter, venezolana; vengo de una familia donde somos 5 hermanas y unos padres maravillosos que surgieron de una pobreza extrema con poca educación escolar. Vieron hechos realidad sus esfuerzos al poder sacar adelante a su familia y llegar a ser muy exitosos en el ámbito laboral y de negocios. De allí vengo, de crecer aprendiendo que el esfuerzo vale la pena cuando lo haces de corazón y por lo que te apasiona.
Llegué a Estados Unidos en el año 1993. No puedo decir que mi llegada a este país fue como el emigrante que viene a buscar una mejor vida, yo vine por amor. Sí, así es; conocí en Venezuela a Troy Carter, un Norteamericano de Utah, con el cual me casé y quien fue el padre de mis tres hijos: Chayanne (27), Andres (25), y Victoria (19). El venir aquí fue triste para mí. En aquel entonces, en Utah no había muchos latinos y para mí era difícil el no poder comunicarme con la familia de Troy por el idioma, y no poder expresarme era terrible. Al cabo de un tiempo, nació mi hija Chayanne, luego vino su hermano y me convertí en una mamá y ama de casa a tiempo completo. Mi vida era mi hogar, no aproveché el tiempo para estudiar o educarme en nada ya que no tenía la necesidad de hacerlo, allí estaba Troy para encargarse de todo, pensé. Al pasar unos años, nos mudamos a Orlando, Florida. Yo comencé a trabajar a medio tiempo mientras mis dos hijos mayores iban a la escuela y logramos reunir el dinero para comprar nuestra primera casa.
La compra de esta casa era la seguridad de un hogar para mis hijos, el logro de saber que estábamos haciendo lo correcto, 11 años de tener un matrimonio estable y feliz; ese mismo año nacería nuestra tercera hija. Pero como dicen por allí, todo en la vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Troy comenzó a enfermar y a estar débil. Luego de muchos exámenes e ingresar al hospital, el diagnostico fue Cáncer Terminal. Mi pequeña hija tenía solo 5 meses de nacida, mi hijo 6 años, y mi hija mayor 9. En tan solo un mes murió y en tan solo un mes, en el momento en el que un médico te dice que él ya no está, el libro de tu vida queda con solo hojas en blanco. Así de simple, sin tener otra opción, sin poder decidir quedas tú y tus tres hijos frente a un ataúd viendo a ese ser querido partir y allí te preguntas “¿Y ahora? ¿Quién me protegerá? No puedo hacer esto sola”.
Es allí donde miras atrás y ves de dónde vienes, quiénes fueron esos pilares que te enseñaron que en la vida todo se puede si lo haces con amor y pasión.
Trabajé por mucho tiempo en la industria de las convenciones que llegaban a Orlando. Era un trabajo esforzado colocando escenarios y alfombras, y subida en escaleras. Llegué a trabajar 36 horas corridas, dormía sobre los rollos de alfombra por 15 o 30 minutos, todo para que a mis hijos nada les faltase. Luego me dije: “yo quiero más”, y me dediqué a estudiar y obtuve mi licencia de Real Estate. Entré en la industria del Time Share, en West Gate Resort la cual es una rama del real estate. Luego decidí mudarme a Georgia en el año 2008. Perdí mi casa en Orlando cuando vino la debacle financiera, donde muchos perdieron sus propiedades, y comencé aquí de cero; trabajaba en un trabajo regular de 40 horas semanales ya que no conocía a nadie, renté un apartamento pequeño y seguí adelante. Pero mi pasión era el Real Estate así que mientras trabajaba en los supermercados que visitaba por mi trabajo, comencé a repartir tarjetas y a hablar con la gente de las carnicerías, los cajeros, y todo aquel con el que podía, hasta que llegué a tener muchos clientes y me retiré del trabajo regular.
Hoy en día, soy una Relator a tiempo completo y, aunque siento que aún me falta, puedo decir que he llegado lejos. 17 años de experiencia en el mercado me han ensenado que si eres una persona constante, honesta y, sobre todo, con ética, puedes llegar a ser un Top Producer en este negocio; no por los números y ganancias que tengas a final de año, sino por la huella que has dejado en cada familia que ayudas.
Y si se lo preguntan, pues, sí, ¡¡¡conocí al amor de mi vida en Georgia!!! Abdiel Montiel, un hombre maravilloso con el que he compartido los últimos 12 años de mi vida, y que me apoya en todos mis proyectos y locuras, quien saca la mejor versión de mí. Por hoy, Abdiel es un padre ejemplar para mis hijos los cuales lo aman demasiado y un abuelo maravilloso para mis 2 nietos Cristian (2) y Samuel (4 meses).
Sé que hay muchas mujeres como la Migdalia que en algún momento se le quedó su libro en blanco, mujeres que no saben cuál es su pasión y su potencial, que dependen de su pareja sin saber que la vida puede cambiar en un instante. Pero a esas mujeres les puedo decir que nadie sabe cuán fuerte es hasta que tiene que levantarse y sonreír para que sus hijos no sepan que están muriendo de miedo por dentro. A todas ustedes les digo, prepárense mientras tengan la oportunidad de hacerlo, y las que ya están viviendo ese momento les digo, tranquilas, la vida te dará un nuevo pincel para escribir tu nueva historia.